SIDA: Un nuevo descubrimiento.

La nueva investigación sobre el sida demuestra que esta se agrava gracias a bacterias intestinales capaces de causar inflamación peligrosa.

Un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Francisco (EEUU) ha identificado cambios en las bacterias intestinales en pacientes con sida que podrían explicar por qué, a pesar de recibir un tratamiento adecuado que debería permitirles vivir durante décadas con el sistema inmune intacto, muchos de ellos sufren prematuramente enfermedades crónicas que acortan su vida. Según explican en la revista Science Translational Medicine, estos cambios bacterianos generan una inflamación persistente.


Estudiando a pacientes con sida en diferentes estados encontraron que el microbioma o conjunto de microbios que habitaban en  su digestivo era radicalmente distinto del de los individuos sanos. Concretamente, los infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) cuentan con más niveles de Pseudomonas, Salmonella, E. coli y Staphylococcus, todas ellas bacterias capaces de causar inflamación peligrosa. Y en relación con esta alteración de las comunidades de bacterias en el colon encontraron un aumento de la molécula inflamatoria IL-6 en la sangre, así como de la producción de la enzima indolamina 2-3-dioxigenasa, que puede impedir que las paredes digestivas actúen como barrera protectora. De este modo, el paciente queda indefenso hasta el extremo de que que las bacterias y las moléculas tóxicas que estas producen entran libremente en el cuerpo, aumentando progresivmente la inflamación. Dicho de otro modo, el estudio revela que el virus del sida no actúa solo, sino que en su ataque recluta a las bacterias más peligrosas que encuentra en nuestro sistema digestivo.

A la vista de los resultados de la investigación, Joseph M. McCune y sus colegas han propuesto manipular la población microbiana del digestivo de los pacientes de sida para evitar que enfermen. "Nuestro sueño no es que el virus se vaya, sino permitir que los pacientes infectados vivan mucho tiempo sin necesidad de una terapia permanente", matiza McCune, que cree que modificar el microbioma podría ser la estrategia que hiciera realidad ese sueño.