Adolf Hitler: Su secreta vida sexual.

Adolf Hitler era un pervertido, un sadomasoquista con tendencias homosexuales y una vida sexual desastrosa, y un hombre lleno de complejos, según la descripción que los espías estadounidenses hicieron del líder nazi en 1942 en sus informes secretos.

La confirmación de las tendencias del “fuehrer” salen ahora a la luz gracias a uno de los documentos sobre el nazismo que tiene la CIA.

El informe de 68 páginas, realizado el 3 de diciembre de 1942 por el OSS (Office of Strategic Studies) –el antecesor de la agencia de inteligencia de los Estados Unidos–, figura entre los miles de archivos que la CIA comenzó a desclasificar en las últimas semanas.

Muchas de las páginas del informe están ahora disponibles a través de Internet, gracias al sitio thesmokinggun.com, especializado en la publicación de documentos originales.

Al analizar la vida sexual de Hitler, la OSS llegó a la conclusión de que el líder nazi era, en 1942, un hombre “con toda probabilidad, aun en el estadio de la pubertad y aun en el significado esencial de la palabra, virgen”.

La fuente principal del informe de la OSS parece haber sido Ernst Franz Sedgwick Hanfstaengl, amigo de Hitler, quien en 1937 terminó en una cárcel canadiense tras haber abandonado Alemania.

En 1942 Sedgwick obtuvo el perdón del presidente Franklin D. Roosevelt y dio a conocer detalles íntimos del “fuehrer” a la OSS.

En el informe, los espías parten de analizar los años de la vida de Hitler en Viena y sus primeras experiencias sexuales, entre ellas la “probable infección de una enfermedad venérea con una prostituta judía”.

Según la OSS, se remontan a esos años las tendencias homosexuales y las perversiones de tipo sadomasoquista de Hitler.

“Su vida sexual es doble como su visión política: es al mismo tiempo un homosexual y un heterosexual, un socialista y un ferviente nacionalista, un hombre y una mujer”, escribió el OSS.

Analizando la pasión de Hitler por los látigos, “la satisfacción estética por los jóvenes”, su preferencia por las prostitutas en pareja y su tendencia a ser un espectador en las relaciones sexuales, los analistas concluyeron en que para el “fuehrer” hay “obstáculos psicológicos que hacen imposible una satisfacción sexual real y completa”.

El látigo, que para Sedgwick era “un sustituto o un símbolo auxiliar de su potencia sexual faltante”, para los espías estadounidenses se debía a “su complejo mesiánico”.